martes, 17 de noviembre de 2009

Bolsas de plástico (III)

(Continuación)
2) Matan a las tortugas. Estudios recientes concluyen que hasta el 75 por ciento de las del Mediterráneo, podría morir de inanición.

La razón es porque confunden las bolsas con medusas, uno de sus alimentos favoritos y, al tragarlas, flotan y ya no pueden volver a sumergirse a por alimento.

Además las tortugas no son los únicos animales que las confunden con alimento y sufren las consecuencias mortales de su ingesta.

3) Atascan las alcantarillas. En su camino hacia los ríos y el mar, las bolsas de plástico que tiramos también causan estragos. Entre ellos: tapar cañerías, atascar sumideros y obturar alcantarillas.

4) Desaprovechamos su energía. El plástico posee un potencial calorífico aprovechable, si lo reciclamos convirtiéndolo en una especie de gas natural. Los daneses reutilizan así el 65% de sus restos; nosotros, por el contrario, sólo el 12%.

5) Son fuentes de intoxicación. En su duradero proceso de degradación, entre 150 y 300 años, el plástico de las bolsas se va deshaciendo, convirtiéndose en parte del polvo que respiramos. Lo que lo convierte en una fuente de sustancias químicas nocivas para nuestro organismo.

Un panorama preocupante. Pero…

Alternativas científicas al plástico
… Como para todo en esta vida, hay alternativas. Y las bolsas de plástico no son una excepción.

Ya existen en el mercado al menos dos tipos de bolsas que pueden sustituirla.

Una de ellas es la bolsa oxodegradable, que no está afectada por la nueva norma. Es una bolsa de plástico, pero tratada con un aditivo especial, que hace que su vida sea de 12 meses más o menos.

Lo que supone un considerable logro. De un par de cientos de años de vida media a sólo uno. Ya se está fabricando, pero tiene una contrapartida económica. Sale de coste un 10% más cara. Ya veremos en qué queda.

Y otro tipo de bolsa que es nueva. Está hecha con fécula de patatas. Una alternativa que si prospera, podría aumentar el precio del tubérculo en un futuro no muy lejano. Sin duda un problema social en ciernes.

Y no el único. Aunque las nuevas bolsas, similares a las de décadas pasadas, duran más y se degradan en sólo 180 días, tienen un par de problemas a corto plazo.

Problemas a la vista
Uno. No hay producción suficiente de esa fécula para una fabricación masiva de bolsas. Dos. Su coste quintuplica el precio de lo que es una bolsa normal.

Así que, aunque queda muy bonito hablar de ello, es inasumible decir que vamos a fabricar bolsas con fécula de patata.

Pero las bolsas del ‘súper’ no son los únicos objetos, con cuyo mal uso contribuimos al deterioro ambiental. (Continuará)

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