viernes, 28 de octubre de 2011

¿Desde cuándo existen estos escombros espaciales?


Pues desde el mismo comienzo de la era espacial, allá por 1957. Todo empezó con el lanzamiento del primer ingenio espacial artificial, el satélite Sputnik-1.

Cincuenta y cuatro años ya de aquello, y desde entonces, cada vez con mayor frecuencia, no se han dejado de lanzar satélites que hoy se cuentan por miles. Un detalle a tener en cuenta.

No olvidemos que en la práctica, dependemos de estos aparatos colocados en órbita alrededor de la Tierra. Una dependencia que se puede ver amenazada.

Todo apunta a que los siniestros presagios de los “ecologistas del espacio” que vaticinaron, ya desde el lanzamiento del primer Sputnik, una polución del espacio, están a punto de cumplirse.

Y aunque hasta no hace mucho se pensaba que el espacio era tan vasto que el hecho de dejar restos en él no tenía importancia, se ve que nos equivocamos. Importa y mucho.

El espacio empieza a estar saturado. La basura espacial empieza a alcanzar límites críticos que la convierten en algo peligroso. De una parte porque no deja de crecer con las nuevas misiones espaciales.

Y de la otra porque las colisiones de dicha chatarra con las naves y satélites artificiales, no sólo pueden ser altamente perjudiciales para la seguridad de las personas y el funcionamiento de los equipos, sino porque dichas colisiones producirían más basura espacial. Una reacción en cadena.

Un mecanismo de evolución conocido como Síndrome de Kessler.

Consciente de este peligro, la Estación Espacial Internacional (ISS) está blindada para atenuar los daños debido a este peligro.



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