jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Qué hacer con la basura espacial? (I)

No cae muy lejos en el tiempo esa sensación, humana y modesta, que teníamos de la insignificancia del planeta Tierra en el Universo.

La comparábamos con una gota de agua en el océano.

La Tierra como sinónimo de algo insignificante, innocuo e inofensivo flotando en el vacío espacial. Pero eso era ayer, hoy sabemos que ese vacío empieza a estar lleno, bastante lleno de basura.

Y frente a la amenaza que supone, el hombre ha tomado diferentes medidas. Algunas de ellas van encaminadas a aumentar los sistemas de protección.

Bien incrementando el blindaje de los componentes más sensibles de los vehículos espaciales, o fabricando escafandras más resistentes para los astronautas.

O bien reduciendo el número de objetos que puedan convertirse en chatarra espacial. Por ejemplo construyendo motores que no exploten o utilizando revestimientos exteriores refractarios a la corrosión.

Pero para evitar la basura que ya existe, la solución viene de otra dirección. Porque para poderla eliminar primero hay que saber dónde está y cómo se mueve.

En este sentido se utilizan telescopios de campo ancho que posicionan la basura con respecto a las estrellas. El telescopio Fabra-ROA en el Montsec (Barcelona), ya colabora en esta tarea por detectar y monitorizar estos peligrosos escombros espaciales.

Bien pero una vez localizada, el problema es cómo quitarla de ahí. Y en este punto se abren varias posibles vías de solución.

Una de las opciones para limpiar el espacio de chatarra, consiste en provocar su entrada en la atmósfera para que se desintegre.

Ya hemos comentado que el peligro terrestre que supone la caída de la basura, en caso de que la desintegración no sea total, es incomparablemente menor que el de colisión orbital. (Continuará)



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