jueves, 19 de julio de 2012

Selenografía y fotografía (I)


Selene, era una antigua diosa lunar cuya equivalente, en la mitología romana, fue la diosa Luna.

Era hermana del dios Helios, el Sol, y una vez que éste abandonaba su paseo por el firmamento, ella, recién bañada en las aguas del Océano que circundaba la Tierra, y cuando la noche caía, comenzaba a recorrer el cielo montada en su carro de plata.

Con estos dos nombres es conocido el segundo objeto más brillante del cielo tras el Sol, nuestro satélite, Luna y Selene, de aquí su gentilicio ‘selenita’.

Pero esto es mitología y tiene siglos de antigüedad. Desde entonces ha llovido mucho y, también, mucho lo que el hombre ha aprendido.

Lo suficiente como para que ese saber mítico se haya convertido en un conocimiento cierto. Como para que haya pasado a ser una ciencia. La que atiende al nombre de selenografía.

Pero antes de entrar en ella, permítanme un apunte químico perdonándome la debilidad formativa (ya saben que soy químico por formación, docente de profesión y divulgador por afición).

Pero a lo que iba. Como seguro recuerdan de sus tiempos escolares, existe un elemento químico de nombre Selenio y símbolo Se.

Tiene de número atómico 34 y se encuentra en el cuarto periodo (fila), grupo (columna) 18 de la Tabla Periódica de Elementos Químicos. Justo debajo del Oxígeno (O) y Azufre (S) y encima de Teluro (Te) y Polonio (Po).

Y la sustancia simple de la que está constituida fue descubierta en 1817 por Jöns Jacob Berzelius, quien le puso ese nombre en su honor ya que significa, ‘resplandor de la Luna’.

Por cierto que Teluro deriva del latín tellus que significa ‘tierra’, en honor a la diosa romana Tellus que personificaba a la Tierra en la mitología latina. Bueno pues ya ven que entre diosas anda el juego.

Y ahora sí, vayamos con la ciencia, con la selenografía.

¿Qué es la selenografía? 
En concreto es la ciencia que estudia la superficie y las características físicas de nuestro satélite, la Luna, atendiendo en particular a las correspondencias de estas características con la latitud y longitud del satélite.

Sus mares, cráteres, montañas y desniveles varios son los accidentes geográficos motivos de estudio de la selenografía.

Porque la idea de que la Luna no tenía una superficie completamente lisa, acompañaba al hombre desde que el filósofo atomista griego Demócrito (460aC-370aC) sugirió la existencia de “altas montañas y valles huecos” sobre ella. (Continuará)


1 comentario :

Juan Vilchez dijo...

¿Tiene algo que ver con una vieja canción que decíá al Sol le llaman lorenzo y a la luna catalina?