viernes, 17 de agosto de 2012

A vueltas con los dedos arrugados (III)


(Continuación) Recapitulemos. Por ahora tenemos dos hipótesis explicativas para el “efecto dedos arrugados”. La primera y muy extendida, casi una creencia popular, que hemos dado en llamar hipótesis fisiológica.

Según la cual, los dedos se ponen como uvas pasas cuando permanecen tiempo en contacto con el agua, simplemente porque absorben el agua por un proceso físico-químico conocido como ósmosis.

Algo que ocurre con otras sustancias y que nos resulta a todos familiar. Podría ser.

La segunda, y no tan extendida a nivel popular, que hemos llamado hipótesis funcional. Una alternativa explicativa que cree que las arrugas actúan como las bandas de rodadura de los neumáticos de lluvia.

Como ellas, crean canales que permiten que el agua drene. Lo que posibilita que los dedos puedan tener un mayor contacto con una superficie húmeda, dándoles así un mejor agarre.

Algo conocido y familiar también. Y, por qué no, podría ser.

Bueno pues en estas estamos. Pero es cosa sabida que no hay dos sin tres. Y es lo que ocurre en este caso.

A los de Idaho les ha salido un oponente teórico, un detractor interpretativo sobre el asunto de los dedos arrugados. Aunque eso sí, también estadounidense, de modo que, en cierta forma, todo queda en casa.

Vamos por tanto con la tercera de las hipótesis. O lo que es lo mismo, Columbia frente a Laboratorios 2AI

Columbia frente a Laboratorios 2AI 
Chen Xi, ingeniero biomecánico en la Universidad de Columbia, en Nueva York, cree por el contrario que las arrugas tienen una razón más simple.

Cuando los dedos se sumergen en agua caliente, los vasos sanguíneos se contraen, reduciéndose la cantidad de tejido disponible, en proporción con la de piel existente.

Lo que motiva que ésta se pliegue, y haga el mismo papel de la hebilla de una correa en la cintura de nuestro pantalón. Arrugarla para ajustarla a nuestra cintura.

Et voilà, que dirían nuestros vecinos los gabachos. La culpa es del agua caliente. Nada que no pueda explicarse con unos conceptos elementales de mecánica clásica.

De entrada no es que tenga mala pinta el nuevo modelo interpretativo, pero el caso es que, a poco que se piense, surgen un par de interrogantes o tres. Veamos.

Para empezar los dedos también se arrugan con agua fría, un fenómeno que no podría explicar la hipótesis de Chen, que sólo es aplicable cuando se usa agua caliente.

Continuando con que tampoco tiene, como ninguna de las anteriores, una explicación de porqué los dedos no se arrugan, cuando su suministro de sangre se interrumpe o los nervios de los dedos sufren daño.

Recuerden que ya lo apuntamos al principio de estas entradas. La más que evidente dependencia que este fenómeno tiene del sistema nervioso. Algo que ninguna hipótesis ha explicado aún.

Y acabando con una inquietante cuestión ¿Por qué sólo le pasa a los humanos y a los macacos? Porque ésa es otra ¿hay más animales que presenten el “efecto dedos arrugados”? (Continuará)


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