viernes, 31 de agosto de 2012

Hablemos del amor (1)

Así se titula y comienza, uno de los innumerables éxitos de la dilatada carrera artística del gran Raphael, Hablemos del amor.

Por si no cae ahora mientras me lee, con esta canción participamos en el Festival de Eurovisión de 1967, es decir, hace ya cuarenta y cinco (45) años.

Que se dice pronto, pero es más de media vida humana.

Pero no voy a hablarles del tiempo transcurrido, que bien podría ser materia a tratar y, de hecho, ya lo ha sido en más de una ocasión.

Tampoco de la música del cantante de Linares. Como ya se pueden imaginar, cae algo lejos de los intereses de Enroque de ciencia.

No. Hoy voy a hablarles de la letra de esa canción. Al menos de parte de esa letra.

Hablemos del amor una vez más 
que es toda la verdad de nuestra vida. 
Paremos un momento las horas y los días 
y hablemos del amor una vez más. 

Y hasta ahí les voy a leer porque, como Raphael, yo también les voy a hablar del amor, una vez más.

Y no es ésta la primera entrada que el amor ha tenido en estos predios blogueros. Ni la segunda, ni la tercera ni, siquiera, la cuarta. Si bien es cierto que nunca, lo ha hecho de la forma en la que viene hoy.

Hoy les quiero hablar del auténtico amor, del amor verdadero.

Que no es un amor único, ni el único amor que experimentamos hacia nuestra pareja y amante. Es el conjunto de esas tres etapas por las que pasamos, a lo largo de nuestra vida sentimental y sexual. Ya hemos hablado de ellas.

Amor en tres etapas
Decíamos que la primera etapa es la del impulso sexual indiscriminado. El puro instinto por el apareamiento perentorio. Cosa fina. Sé que saben de lo que les hablo, por lo que lo dejo aquí.

La causante de esta imperativa búsqueda de pareja sexual, está regulada por hormonas esteroides: la masculina testosterona y los femeninos estrógenos.

Créanme, unas autenticas maravillas de la naturaleza humana. No lo duden.

En el caso del varón del homo sapiens, o sea nosotros, esta hormona es la responsable en exclusiva del deseo sexual. Es muy, muy, relevante el papel de la testosterona en esta etapa.

La segunda de las etapas es la del amor romántico. La del enamoramiento. Ésa en la que miramos a la otra persona de una forma especial y única.

Especial porque sólo vemos en ella todo lo que tiene de bueno, o creemos que tiene, y ninguneamos lo que tiene de malo, o creemos que tiene. (Continuará)


2 comentarios :

María Celia dijo...

Me encanta que haya vuelto a escribir sobre el amor

Lucía Arroyo dijo...

Pero creo que no ha acabado con las etapas del amor, falta la tercera