martes, 27 de noviembre de 2012

CALLE AMÉRICO VESPUCIO (y II)


Américo Vespucio, experimentado navegante 
(Continuación) Un marino, les decía, que trabajó al servicio del reino de Portugal y de la Corona de Castilla, realizando numerosos viajes a las nuevas tierras.

Aunque, sobre tal afirmación, hay quienes la niegan categóricamente, quienes la ponen en el terreno de la duda y quienes la afirman. Que de todo hay en la viña del Señor. Verán.

Para unos, Vespucio, jamás puso los pies en el nuevo continente descubierto por Colón en 1492. Lo que puede que sea verdad.

Pero para otros, fue un gran y prolífico navegante, descubridor de la costa del Brasil y un precursor del navegante portugués Fernando de Magallanes (1480-1521). Lo que, también, pudiera ser cierto.

Además, según estos mismos otros, y ésta sí es una afirmación de calado, fue el primero en intuir que el nuevo territorio de las Indias, como era llamado en la época, en realidad, era un continente distinto de Asia. Un nuevo continente.

Estarán conmigo que, de ser cierta, se trata de un pedazo de intuición para aquella época. Una intuición que, por qué no, podría haber tenido. Puestos a ser y tener y ya de la que va. Por qué no.

De modo que la cuestión está abierta.

Por si les sirve, hasta donde he alcanzado a leer, Vespucio, como agente comercial de los Médicis en Sevilla, intervino en la organización y flete de las escuadras de Colón a partir de 1492. Y puede que fuera esta actividad comercial, la que desencadenó su latente pasión por los viajes.

Y decidió lanzarse a la aventura.

Siguiendo la ruta del tercer viaje de Colón realizó, en 1499, una expedición con Alonso de Hojeda y Juan de la Cosa. Después, en 1501, una segunda a la costa de Brasil bajo bandera portuguesa. Y así -reales o supuestos- parece ser que emprendió hasta cuatro viajes.

Que vaya usted a saber si fue así o no. Pero lo cierto es que, en 1508, Américo Vespucio fue nombrado “Piloto Mayor de Castilla” por el rey Fernando de Aragón.

Un título de reconocimiento de su experiencia como navegante, que llevaba parejo una tarea docente: la de seleccionar e instruir a los futuros pilotos y cartógrafos. Entre las enseñanzas a impartir estaban la del uso de instrumentos como el astrolabio, el conocimiento de los vientos marinos, etcétera.

Poco después, en 1512, Américo murió en Sevilla sin dejar descendencia, siendo su esposa, la andaluza María Cerezo, quien heredara sus bienes.

Bien. Ya sabemos quien fue Américo Vespucio y cuáles fueron sus, reales o supuestos, méritos. Pero de lo que no hemos dicho ni pio, es sobre el papel que juega en la historia del nombre del continente

¿Por qué se llama así y no, por ejemplo, Colombia o Colonia?

La respuesta a esta cuestión, y por no cansarles en éste, se lo contaré en otro reconocimiento sevillano a la persona de Américo. Bueno, otro no, porque en realidad no es nuevo. Ya ha aparecido.

Se trata del óleo sobre tabla de la 'Virgen de los Mareantes', que se encuentra en la Capilla de la Sala de los Almirantes en los Reales Alcázares de Sevilla y donde aparece pintado Colón.

Pues también está Vespucio.


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