domingo, 2 de junio de 2013

Bosón de Higgs y Príncipe de Asturias


El jurado encargado de otorgar el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2013, acordó el pasado miércoles y por unanimidad concederlo de forma conjunta a Peter Higgs (1929), François Englert (1932) y al CERN.

Lo hizo por considerar que el ‘descubrimiento del bosón de Higgs constituye un ejemplo emblemático de cómo Europa ha liderado un esfuerzo colectivo para resolver uno de los enigmas más profundos de la Física’.

El de Investigación Científica y Técnica es el cuarto premio que se falla en Oviedo este año, de los ocho que convoca anualmente la Fundación Príncipe de Asturias. En éste, científicos y laboratorio fueron seleccionados de entre cuarenta y tres (43) candidaturas que optaban al premio, procedentes de quince (15) países.

Pero en esta ocasión ha sido para los descubridores del bosón de Higgs, la partícula considerada responsable de dar masa a todas las demás. Descubridores digo, entendiendo el término en sentido amplio ya que ha sido una candidatura global.

Con el premio se galardona de un lado, a los físicos teóricos Peter Higgs, el primero en predecir la existencia del bosón, y a François Englert que junto a Robert Brout (1928-2011), también lo hicieron de manera independiente.

Y de otro, el galardón se concede también al Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), donde se demostró experimentalmente la existencia de la llamada “partícula de Dios”. Sin la cual, sencillamente, el Universo no existiría tal y como lo conocemos.

Agradecimientos
Naturalmente, tras conocer la concesión del premio, los galardonados han hablado para mostrar su agradecimiento. Tanto Higgs como Englert se han mostrado “encantados” y han señalado que es para ellos un “honor” recibir este premio. Normal.

Asimismo han querido recordar y homenajear a su colega Brout, quien falleció en mayo de 2011.

Amigo de toda la vida de Englert y compañero de investigación, fue coautor de la hipótesis sobre la existencia de una partícula con la que interactúan otras y que hace que, en ese proceso, “adquieran” una masa determinada.

La misma hipótesis que tan solo unos meses antes había publicado Higgs (1964). Quien a propósito de Brout y esta autoría dice: “Inició un programa de investigación teórica que, con demasiada frecuencia, se asocia únicamente con mi nombre”.

Estarán conmigo que el honrado comportamiento de estos dos científicos, ya no es tan normal. Basta echar una mirada a la historia de la ciencia.

Una hipótesis a la que casi cincuenta años después, el Centro Europeo de Física de Partículas (CERN) daba rango de teoría, al anunciar en julio de 2012, la confirmación experimental de la existencia de esa partícula.

Por supuesto que el CERN, por boca de su director Rolf Heuer, ha manifestado también su agradecimiento desde Ginebra, por la concesión conjunta del premio.

Lo hizo tanto en nombre de los miles de físicos de partículas de todo el mundo que participan en las actividades del laboratorio, como en el del reconocimiento explícito de que la ciencia se lleva a cabo mediante la colaboración de la teoría y la experimentación. (Continuará)




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