viernes, 28 de junio de 2013

La primera cosmonauta (y 2)


(Continuación) Lo que no le impidió cumplir con casi todas las funciones asignadas: sacar fotografías, cumplimentar el cuaderno de bitácora, si bien no pudo tomar el mando de la nave como estaba previsto. Una contrariedad.

“¡Hola Cielo, quítate el sombrero!”
Esa fue la frase que Valentina exclamó momentos antes de despegar, ese 16 de junio de 1963 a las 9:29 UTC. Le pedía al espacio que hiciera, exactamente lo mismo que cualquier caballero habría hecho ante la presencia de una dama que se acercara a él, descubrirse.

Educación ante todo, debió pensar en esos tensos momentos.

Fueron casi tres días a bordo de la nave, que llegó a dar cuarenta y ocho (48) vueltas alrededor de la Tierra y que una Valentina de 26 años abandonó el 19 de junio en un paracaídas, ya que la sonda no poseía sistema de aterrizaje.

Ni que decir tiene que su gesta fue utilizada por la URSS para reivindicar los logros del socialismo comunista frente al capitalismo occidental.

Y lo hizo tanto desde el esperable campo de la tecnología espacial que le era propio, como desde el sociológico, al apuntarse el tanto de que en su ideología, las mujeres tenían las mismas posibilidades que los hombres.

Todo un punto de igualdad de géneros.

Bueno, en realidad, las mismas posibilidades pero menos.

De hecho tuvieron que pasar diecinueve (19) años para que otra soviética, Svetlana Savitskaya (1948), volara al espacio en 1982 a bordo de la Soyuz-7, Yelena Kondakova (1957) lo hiciera en 1994 y 1997 y Yelena Serova (1976) viaje próximamente a la Estación Espacial Internacional ISS, en septiembre de 2014.

Es decir tan sólo dos mujeres más, por ahora. Se ve que, según el caso, unos son más iguales que otras.

Por su parte, la Tereshkova no volvió al espacio y, desde entonces, más de cuatro (4) docenas de mujeres han seguido sus pasos, han repetido su hazaña, si bien sigue siendo la única que lo ha hecho sola.

Carrera política
A partir de ese momento Valentina inició su carrera política, a la vez que su nombre era impuesto a numerosas calles de todo el país, le hacían decenas de reconocimientos y aparecía su rostro dentro de la escafandra con las iniciales CCCP, en sellos de correos de varios países.

Otra experiencia, la política, diferente a la espacial pero no por ello exenta de peligro. Les digo esto porque, al parecer, ella viajaba en el coche que, en enero del 69, fue tiroteado por un hombre que suponía que en su interior viajaba el líder soviético Leonid Brezhnev.

Un error. Realmente el vehículo transportaba a la Tereshkova junto a otros tres compañeros cosmonautas que iban a un evento al Kremlin.

Y es que la aventura y el peligro acecha en cualquier parte del cielo y de la tierra. Valentina Tereshkova es ahora diputada de la Duma Estatal Rusa.

Curiosidades
La primera tiene que ver con el nombre en clave de Valentina durante la misión espacial, Chaika. Curiosamente resulta que es también el nombre de un automóvil de lujo fabricado entre 1959 y 1981 en la URSS.

A lo mejor, estas casualidades pasan, podría ser el mismo modelo en el que viajaba ella y sus compañeros cuando lo del atentado que les contaba más arriba. Pero bueno no se lo aseguro.

La segunda es más técnica y segura.

Las setenta y una horas (71 h) que duró su vuelo espacial, superaron en un cincuenta por ciento (50%) al tiempo total de vuelo de todos los astronautas estadounidenses juntos, que hasta entonces habían circunvolado el planeta.

Y una tercera. Su nombre, Valentina, que significa fortaleza y valor, fue puesto a un cráter de la Luna. Una costumbre, ésta de nombrar los accidentes lunares, que está bien.

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