lunes, 15 de julio de 2013

Luna llena y sus caras


Que la imagen de nuestro satélite ha llenado y llena la inspiración humana de mitos y leyendas, es un hecho de todos sabidos. Pero lo que quizás no lo sea tanto es una particularidad celeste.

Lo que se ve en ella, depende de dónde vivamos en nuestro planeta.

De modo que las interpretaciones que hacemos de lo que vemos, varían según la región del planeta o la cultura a la que se pertenezca.

Es frecuente que la mayoría de las personas vean en ella figuras, un fenómeno psicológico conocido como pareidolia, según el cual un estímulo vago y aleatorio, por lo general una imagen, es percibido erróneamente como una forma reconocible.

Todos tenemos estos tipos de visiones cuando reconocemos animales o rostros en la forma de las nubes o en las cimas de algunos cerros pedregosos. O creemos ver personas o siluetas en el pavimento, avistamientos de ovnis, fantasmas u otros fenómenos llamados paranormales.

Sólo que en este caso es en la superficie del satélite, o sea, pareidolia lunar.

Pareidolia lunar
Por la que percibimos imágenes ilusorias a partir de las características físicas de su superficie lunar. Las zonas claras corresponden a las tierras altas compuestas de anortosita, y las más oscuras son llanuras basálticas creadas por el impacto de meteoritos y erupciones volcánicas.

Y es cuando las observamos, que surge en nosotros ese mecanismo innato de reconocimiento, o invención, de formas. Una habilidad humana que permite a los científicos de la NASA analizar datos de la superficie lunar.

Porque, a medida que se obtienen fotografías cada vez más detalladas, los ordenadores presentan una mayor dificultad para interpretar un terreno de composición tan variable. En cambio, las personas reconocen los cráteres con facilidad y saben que las zonas con más cráteres son las más antiguas.

Por lo que el trabajo de identificación es clave para datar correctamente la superficie de nuestro satélite.

Les traigo media docena de pareidolias lunares, las cinco (A,B,C,D,E) primeras vistas desde el hemisferio norte y la sexta (F) desde el hemisferio sur.


A. El conejo Luna (Asía oriental). Quienes observan la luna desde Japón ven un conejo preprando tortitas rroz con un mortero. Desde China y Corea ven lo mismo, solo que allí el animal está elaborando el elixir de la inmortalidad. Esta figura aparece también en la mitología mesoamericana.

B. El hombre de la Luna (Europa). Muchas culturas europeas ven el rostro de un anciano acarreando un haz de palos. Según la creencia popular judeocristiana fue condenado eternamente or violar el Sabbat.

C. Huellas de manos (India). Astangi Mata, madre de todas las cosas vivas, envió a sus gemelos al cielo para que se convirtieran en el Sol y la Luna. Sus manos rozaron la mejilla de Chanda durante una emotiva despedida.


D. El hombre de la Luna (EEUU). El rostro de un hombre es visible para muchos estadounidenses. De sus ojos, nariz y boca emana lava ancestral.

E. El árbol de la Luna (Hawai). Una mujer llamada Hina confecciona tela para los dioses con la corteza de un baniano. La palabra Mahina, ‘luna’ en hawaiano, deriva de su nombre

F. La mujer de Luna (Nueva Zelanda). Esta es Rona, una doncella maorí que faltó al respeto a la luna y, como penitencia, está condenada a pasar allí la eternidad.



1 comentario :

Anónimo dijo...

¿Qué son esas manchas blancas que se ven en el espacio?