sábado, 24 de agosto de 2013

“Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”


Cualquiera que por motivos profesionales, religiosos, deportivos, etcétera realice o haya realizado una actividad pública o con efectos públicos sabe que, en el ejercicio de esa actividad y por esa exposición, su comportamiento será enjuiciado antes que después.

Tanto por desconocidos particulares como por colectivos conocidos. Todos pueden hacerlo y nadie está libre de ser diana de sus disparos.

Desde el Papa que renuncia a seguir calzándose las sandalias del pescador. Hasta el profesor que suspende al alumno (que no al estudiante). Pasando por el presidente de gobierno que toma medidas que nos afectan y el periodista que las critica.

Todos sin excepción.

Y no es que piense que esté mal. Todo el mundo tiene derecho a emitir su opinión en libertad.

Aunque no todas las formas de hacerlo sean aceptables. Ni todas las opiniones sean, por su fondo, respetables. Ni, por supuesto, compartibles.

Pero en nombre de esa libertad, lo que sí es irrenunciable y exigible al opinador, es que sea fiel a la verdad. Que no mienta. Este es un requisito sine qua non en esta actividad democrática.

Y aquí es donde engancho con el título que encabeza esta entrada: “Una mentira repetida…”, que unos atribuyen al ruso comunista Lenin y otros al fascista alemán nazi Goebbels, lo que prueba que la doblez no tiene signo político. No.

Lo mismo hace a derechas que a izquierda. Lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Vaya, vaya con la astuta hipocresía que es la maledicencia. Que viene a ser como la hermana tímida de la calumnia.

Mientras que gritar en alto la verdad se convierte en la justicia de los valientes, sembrar la mentira no es más que la diversión de los resentidos. El consuelo es que, como bien dicen los árabes, solo se tiran piedras al árbol cargado de frutos.

Para los que no los tienen y se dedican a difundir bulos, les deseo una vida personal más rica para que así no tengan que extraer sus emociones de las vidas ajenas.


2 comentarios :

Laura Sánchez dijo...

Debería publicar más citas científicas comentándolas.

Anónimo dijo...

No entiendo a qué viene esta entrada ¿es algo personal?