jueves, 19 de diciembre de 2013

“Eppur si muove”, la historia (y 2)


(Continuación) Se trata de una pintura fechada hacia 1643 y atribuida al joven Murillo, que la pintó por encargo de Octavio Piccolomini, militar al servicio de España y hermano de Ascanio, recuerden, el arzobispo.

Pues bien, cuando se separó el lienzo del marco, se vio que aquél era mucho mayor de lo esperable y que, una buena parte, estaba plegada por detrás.

¿Por qué se hizo así? ¿Qué había dibujado en ese trozo? Es más, ¿existía alguna relación entre el doblado de la tela y el motivo dibujado en ella?


Bueno, eso lo debe decidir usted. Yo sólo le diré que en el cuadro se ve al físico pisano señalando a un muro del calabozo, y cuando se desplegó el lienzo, aparecieron escritas en dicho muro las palabras "eppur si muove".

Blanca y en botella
Para algunos blanca y en botella. El leiv motiv de la pintura sería, sin duda, un homenaje de la familia Piccolomini hacia la frase galilense.

Conocedores de ella de primera mano, la habrían guardado como un valioso arcano, a la espera de tiempos menos peligrosos. Y se ve que pensaron que, una vez muerto el genio (1642) no habría ya peligro.

Entonces encargaron el cuadro (1643). De la razón del encargo tampoco parece haber muchas dudas.

Vendría a ser un reconocimiento al amigo, un rendido tributo al científico y una vindicación de quien se atrevió a tratar el heliocentrismo copernicano no como una mera hipótesis sino como una teoría cierta.

Lo que está bien.

No obstante, siempre hay un pero en la cesta de las frutas científicas, hablamos de suposiciones. No sabemos si Ascanio Piccolomini oyó la frase de labios de Galileo o se la inventó con posterioridad para el cuadro. Él o su hermano.

Tampoco sabemos con certeza si lo pintó Murillo. Hay un problemilla de fechas para que pudiera recibir ese encargo sobre el padre de la ciencia moderna.

Lo único cierto de esta frase es la primera fecha documentada de su supuesta existencia. Aparece un siglo después del fallecimiento del genio en The Italian Library (1757) de Giuseppe Baretti.

Por si están interesados en toda esta historia, su autor es Stillman Drake (1910-1993). Yo les contaré mañana una vinculación musical del “Eppur...”.


1 comentario :

Anónimo dijo...

Hace tiempo que no escribe sobre mujeres científicas