lunes, 17 de febrero de 2014

Norbert Wiener, un militar singular


(Continuación) Hizo además contribuciones al problema de Dirichlet, un rompecabezas que consiste en hallar una función que sea la solución de una ecuación en derivadas parciales (EDP), en el interior de un cierto dominio que tome valores prescritos sobre el contorno de dicho dominio.

Lo dejo también ahí.

Aunque no puedo evitar recordarle que este Dirichlet es el del telegrama cuyo texto era: 1 + 1 = 3, para anunciarle a su suegro que había tenido un nieto. Estos matemáticos.

Y por supuesto puso su grano de arena, en el análisis armónico o análisis de Fourier, que estudia la representación de funciones o señales como superposición de ondas "elementales" o armónicos.

Es decir, investiga y generaliza las nociones de series de Fourier y transformadas de Fourier.

Ya lo hemos tratado en el blog este asunto. A lo largo de los siglos XIX y XX este campo de conocimiento se convirtió en un área de estudio, con numerosas aplicaciones en áreas tan diversas como el procesamiento de señales, la mecánica cuántica o la neurociencia.

Wiener, matemáticas y Segunda Guerra Mundial
Entre las importantes aportaciones que Wiener realizó a las matemáticas del siglo XX, se encuentra la elaboración de un sistema de ecuaciones relacionado con los aciertos y fallos que se pueden tener a la hora de determinar la trayectoria y posición de un cuerpo a través del tiempo.

Algo muy necesario, por ejemplo, en la defensa antiaérea de un país.

Y así, en la Segunda Guerra Mundial (SGM), Inglaterra, se mostraba incapaz de hacer blanco contra los aviones alemanes que bombardeaban su costa sur.

Tan sólo llegaban a acertar uno de cada dos mil quinientos disparos. Realmente frustrante.

Aunque la verdad es que no es fácil, nada fácil. Para derribar un avión se deben conocer no sólo su dirección y velocidad, sino también la del viento, la del proyectil que se lanza y, además, realizar con ellos complejos y laboriosos cálculos.

En caso de error, algunos datos deben ser corregidos sobre la marcha, para realizar nuevos cálculos. Y aquí es donde aparece nuestro hombre y su sistema matemático instalado en un aparato que llamó Predictor M-9.

Predictor M-9
Porque, durante buena parte de la SGM, Wiener trabajó para las Fuerzas Armadas de los EEUU Lo hizo en un proyecto destinado a guiar, de forma automática, a la artillería antiaérea mediante el empleo del radar.

El objetivo del proyecto era predecir la trayectoria de los bombarderos y, con ella, orientar adecuadamente los disparos de las baterías, mediante correcciones basadas en las diferencias entre trayectoria prevista y real, conocidas como innovaciones del proceso.

Esa era la misión del Predictor M-9.

El artilugio empleaba la retroalimentación de los datos del radar para, mediante análisis y cálculos matemáticos, predecir en qué lugar del cielo se encontraría el objetivo a batir, cuando llegara el siguiente obús antiaéreo.

Así es como hacían coincidir en el espacio y el tiempo, a la pieza artillera y al avión bombardeado. Fue todo un acierto.

De las ciento cuatro (104) bombas V1 alemanas que se lanzaron en la última semana de ataques sobre Londres, sólo cuatro (4) se salvaron de la artillería. Realmente extraordinario.

Como extraordinaria es la anécdota que nos habla del grado de despiste del matemático y en la que se contextualiza la cita. Más o menos pudo suceder así.




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