domingo, 15 de junio de 2014

“En loor de multitud”


Y nada más que decirles de la expresión “en olor de multitud” y de la corrección de su uso. O como quien dice ‘del oloroso loor de las multitudes’

De nuevo con la expresión “en loor de multitud”
A pesar de los orígenes medievales del término ‘loor’ vistos al comienzo, recordar la prosa y poesía de Gonzalo de Berceo y Alfonso X, es decir más de ocho siglos.

A pesar de que, según el Diccionario Panhispanico de Dudas, DPD, el uso de la expresión “en olor de multitud” es bastante reciente.

Y a pesar de lo que de escatológico pueda tener la expresión, no faltan exégetas que opinan que en realidad primero fue el olor. Una idea que, incluso, está en contra de la lógica. Me explico.


A cualquiera que lo piense un momento, y por lo ya dicho, la expresión en olor de multitud le resultará inadecuada además de poco fina, elegante y delicada.

Si estamos en un contexto en el que es evidente que lo que queremos es agasajar (loor) a alguien a quien admiramos, ¿por qué sacar entonces a relucir el tufillo de la muchedumbre que lo admira (olor) y que todos sabemos cómo huele?

Por desgracia no es a incienso, precisamente ¿Entonces, cómo es que olor fue antes que loor?

Primero fue el ‘olor’ del que pasamos al ‘loor’
Una inversión en el orden de los términos que también aparece en la argumentación. El mismo Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD), se expresa en estos términos:

'El hecho de que el sentido recto, no metafórico, de la palabra olor dé lugar a interpretaciones jocosas de la locución en olor de multitud(es) ha hecho que, en los últimos años, muchas personas sustituyan olor por loor, palabra que, por significar 'elogio o alabanza', encaja mejor para el hablante actual con el valor de la locución; pero se trata de una ultracorrección que debe evitarse'.

En la misma línea de génesis inversa del DPD, se encontraba el profesor Lázaro Carreter. Para él, en un principio fue el olor -quizás contagiado del divino, recuerden ‘en olor de santidad’- y después vino el loor.

Un puro y prescindible invento gramatical.

Una locución cuya formación, no obstante, reconoce como correcta, pero a la que tilda de error petulante motivado por la pedantería que rebusca para adornarse. Una hipercorrección conocida por etimología pseudoculta. Una expresión a evitar.

Así que, en mi modesta opinión de letraherido, es probable que algunos santos hayan muerto en olor de santidad y en loor de multitud, y que con el tiempo, por un motivo u otro, el lenguaje popular las haya unido en una sola, “olor de multitud”.

O como quien dice “del looroso olor de las multidudes”

Pero bueno, como siempre, serán ustedes queridos lectores los que con su inteligencia y criterio decidan. “En olor de multitud” o “en loor de multitud”.

Dicen que para gusto los colores, y es verdad. Pero no lo es menos que, para colores, las flores. Aunque, ¿qué sabré yo?




1 comentario :

Triana dijo...

Muy completo y clarificador. Gracias