martes, 12 de agosto de 2014

¿Tormenta solar o geomagnética? (1)


¿Cómo se dice? Ésta es una de las preguntas con las que un amable seguidor del blog, y confeso aficionado a las ciencias de espacio, se dirigía a mí hace unos días. Manifestaba no saber cuál de las dos expresiones era la correcta, o si lo eran las dos, como a veces le parecía haber visto.

Porque lo cierto es que lo que había buscado en Internet, y nada de lo que había leído le había ayudado mucho. Más bien le había confundido. Tenía la impresión de que se podía decir de ambas formas, lo que le resultaba un embrollo.

Para él, o bien debía ser tormenta solar, por tener lugar en nuestra estrella, o bien tormenta geomagnética, por ocurrir en nuestro planeta. Pero ambas a la vez, no. Resultaría paradójico.


Pues bien. No se puede negar que planteado así, suena bastante lógico lo suyo. O es una tormenta de un cuerpo celeste o lo es del otro. Sí, estoy con él. Sin embargo...

Sin embargo, y para que vea cómo es la vida, puede que no lo esté. O puede que sí. Como lo lee. A veces estas cosas pasan.

Por si tiene prisa, y sólo desea utilizar la entrada a modo de prontuario, vaya por delante la respuesta rápida.

Hasta donde llego a comprender, y para los intereses básicos de esta lectura, podemos admitir que se puede decir de ambas formas, pues las dos se refieren al mismo fenómeno celeste.

Se la ofrezco porque se trata de una aceptación científica, que no conlleva un error significativo de comprensión y, por ende, de conocimiento cierto.

Pero en puridad he de advertirle que es una simplificación a priori que, a poco tardar, debe ir acompañada de una explicación a posteriori, aunque sea bachillera.

Por si la desea leer, ahí va.

La comenzaré por el principio, por donde y con lo que empieza el fenómeno: en el Sol y con el viento solar. Un requisito éste, del todo necesario para que hablemos de tormenta solar.

Del Sol y el viento solar
En el Sol les decía que empieza, y más en concreto en su capa más externa, la corona solar, les digo ahora. Que es una especie de atmósfera que lo envuelve, de más de un millón de kilómetros de altura, compuesta de una mezcla de gases ionizados, es decir que está en estado plasma, y que en absoluto es estática.

No lo es, debido al valor del campo magnético del Sol y a las condiciones físicas de la corona. Sirvan de ejemplo el bajo valor de su densidad, un billón (1012) veces inferior a la de la atmósfera terrestre al nivel del mar, y de su temperatura, que alcanza hasta el millón de kelvin (106 K).

De modo que la corona está en un continuo movimiento de abandono de la estrella, merced a las eyecciones de masa coronal (CME). Una especie de llamarada solar a través de un agujero en la corona, que está compuesta de ingentes cantidades de materia y radiación electromagnética.

Por lo que sabemos, el material eyectado es un plasma compuesto sobre todo de electrones y protones, pero que puede contener trazas de otros elementos químicos como helio (He), oxígeno (O) e, incluso, hierro (Fe).

Unos componentes que bien pueden quedarse en la misma corona, prominencias solares, o, debido a su alta energía cinética (Ec), escapar de la gravedad del astro y salir de él, adentrándose en el Sistema Solar y más allá, en el espacio interestelar.

En este caso se le conoce como viento solar o viento estelar en general, si procede de cualquier otra estrella. Un fenómeno que en el caso del Sol se produce a intervalos, más o menos regulares, de unos once (11) años, en un periodo conocido como de Actividad Máxima Solar.

Desde el punto de vista físico, el viento solar, es una onda de presión altamente energética que transporta partículas cargadas eléctricamente y que se propaga en cualquier dirección, conformando lo que se ha dado en llamar heliosfera.

Una región astronómica, por gigantesca, que se extiende por el espacio y se encuentra bajo la influencia del viento solar y el campo magnético que lleva parejo dicho viento.

Una región del espacio compuesta de iones procedentes de la atmósfera de nuestro astro, que rodea a todo el Sistema Solar, y se extiende más allá de la órbita de Plutón.

Y sobre cuya estructura no terminan de ponerse de acuerdo los expertos. (Continuará)



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