martes, 16 de septiembre de 2014

Técnica del borrado del tatuaje (y 2)


(Continuación) Para llegar a borrar un tatuaje de tamaño medio, como el de una cajetilla de tabaco, se pueden necesitar entre cinco (5) y diez (10) sesiones, de media hora cada una (0,5 h), y que hay que realizar dejando un periodo de entre seis (6) y ocho (8) semanas entre una y otra.

Un proceso largo por motivos dermatológicos, ya que hay dar tiempo tanto para que el organismo libere a través del sistema linfático los pigmentos destruidos, como para que la piel cicatrice de forma correcta.

De la antigüedad, la estación y el tabaco
Como todo en esta vida el tiempo cuenta y los años de vida del tatuaje tienen su importancia. Por lo general, los dibujos más viejos son los más difíciles de borrar, ya que con el paso del tiempo las partículas de tinta tiene tendencia a ir desplazándose hacia capas más profundas de la piel.

Y no solo el tiempo físico o astronómico cuenta, también lo hace el meteorológico.

Se suele recomendar que el borrado de un tatuaje se realice, preferiblemente, en invierno antes que en verano. De hecho, estadísticamente, de cada diez (10) procesos de borrado realizados al año, sólo uno se hace en verano.

Por último, un estudio publicado en 2012 de Archives of Dermatology, muestra evidencias científicas de que el acto de fumar puede reducir, hasta en un setenta por ciento (70 %), las probabilidades de éxito del borrado, en un número determinado de sesiones (10).

Todo apunta a que la composición química del tabaco podría paliar la acción de los macrófagos y, en alguna forma, obstaculizar la curación de las heridas.

Tipo de tatuaje, profundidad, grosor,...
Ya dentro del segundo grupo que categorizamos, el de la propia técnica tatuajera aplicada, un nuevo factor es el nivel técnico del propio tatuaje. No es lo mismo que se haya realizado de forma profesional que amateur.

Mientras que estos se realizan pinchando la piel con un número variable de agujas impregnadas de tinta y a diferentes profundidades, los primeros, los profesionales, se hacen empleando pistolas que generan impulsos eléctricos capaces de realizar hasta tres mil (3 000) pinchazos por minuto, de forma regular, a una profundidad predeterminada y alojando una tinta de mayor densidad en su interior.

Unas características operativas que hacen que los tatuajes profesionales resulten más difíciles de borrar que los amateur, pues disminuye la intensidad del borrado final por lo que exigen un mayor número de sesiones.

En el mismo sentido de relación directamente proporcional, juegan en contra de la eliminación de un tatuaje, el grosor de la capa de tinta y la profundidad a la que se encuentre. A más, más.

Ya en otra línea de posibles problemas dermatológicos a la hora de realizarse un tatuaje -dejando a un lado las posibles infecciones iniciales, si las condiciones de higiene no son las óptimas o el cuidado es inadecuado-, se lo apuntaba en la entrada anterior, se encuentran las reacciones alérgicas.

Un proceso poco frecuente, esa es la verdad.

Pero dado que la alergia se puede presentar de inmediato o muchos años después, ya que con el paso del tiempo el tatuado puede hacerse alérgico, no debemos descuidar este aspecto.

Normalmente se trata con corticoides de forma satisfactoria. Precaución.

Una contraindicación
Hasta donde me he podido informar existe una sola contraindicación para someterse al borrado de un tatuaje. La presentan el grupo de personas con problemas de cicatrización y coagulación. Caución.

La cuestión estaría entonces en saber, si los tatuajes se pueden borrar sin láser. O si sirven para algo más. Que puede que sí.



2 comentarios :

Anónimo dijo...

¡Claro que se pueden borrar! eso lo sabe cualquiera

Anónimo dijo...

A pesar de algún comentario que otro, no estoy muy convencido de que sea seguro quitar un tatuaje, sin utilizar la técnica láser.
¿Qué opina al respecto?
Gracias por su blog