lunes, 13 de octubre de 2014

¿Entonces por qué existe ese temor al wifi?


Que el recelo y las suspicacias -sobre los supuestos no salutíferos efectos que en la salud humana tienen las ondas de radiofrecuencia, entre las que se encuentran las redes wifi-, campean entre algunos sectores de sociedad, es un hecho más que evidente y sabido de todos.

Lo que quizás no todos sepan es que, este comportamiento, no es de hoy precisamente. Ahora es el wifi, pero para los que empezamos a peinar canas o no tienen ya ni canas que peinar, la historia de los miedos humanos asociados a las radiofrecuencias, viene de más atrás.

Ya a mediados del siglo pasado, los abuelos nos prevenían sobre los peligros que podía tener, el hecho de que los niños estuviéramos cerca de los receptores de radio o televisión, cuando estos estaban encendidos.

Una preocupación que fue a más cuando su presencia en los hogares españoles empezó a extenderse. Así que ya ven, nada nuevo bajo el sol.

Pero aquellos eran otros tiempos, los conocimientos científicos disponibles eran también mucho menores y la información al respecto bastante escasa, si no nula. Unas circunstancias que justifican la preocupación de los mayores.

Pero hoy todo lo dicho ha cambiado. Sabemos de forma teórica y práctica, que ambos desarrollos tecnológicos de la comunicación no suponen ningún peligro por radiación. Es lo que tiene el progreso. Un progreso que, ojo, no siempre es sinónimo de avance.

Progreso no siempre significa avance
El tener al alcance un mayor conocimiento, no significa que los humanos cambiemos nuestro comportamiento frente a la llegada de nuevas tecnologías. Buena prueba de lo que les digo, es el asunto que nos trae: ¿Es perjudicial el wifi?

Y eso que por activa y pasiva, la Organización Mundial de la Salud (OMS), que cuenta con un apartado en su web dedicado a los campos electromagnéticos y la radiofrecuencia, lo dice de forma explícita.

No hay ninguna prueba científica de que las señales de radiofrecuencia de las redes inalámbricas wifi, tengan efectos perjudiciales en la salud de las personas.

Y el estudio ha sido a fondo.

Se han destinado cerca de trescientos millones de dólares (300 000 000 $) al estudio de los efectos provocados por los campos electromagnéticos de este rango de ondas (radio, televisión o móviles), de valores de frecuencias comprendidas entre cero y trescientos gigahercios (0-300 GHz). Y nada.

Nada de nada. Según este organismo internacional, los niveles de exposición a las frecuencias de las estaciones radiofónicas de base y redes inalámbricas son tan bajos, que no afectan a la salud de las personas.

Sin embargo, y a pesar de sus bajos valores energéticos, en la última década diversos gobiernos y ciertos institutos de investigación mantienen una especie de guerra contra la tecnología wifi.

¿Por qué?, si no hay razones concluyentes desde el punto de vista de la ciencia. El único, por otro lado, con autoridad para emitir un informe.

¿Quién inicia esta leyenda urbana?
Según la misma OMS, el recelo social a los efectos de las distintas ondas de radiofrecuencia nace, primero, de la publicación en distintos medios de comunicación, y a lo largo de estas últimas décadas, de estudios supuestamente científicos y contrarios a ellas.

Supuestamente digo porque, los resultados de estas investigaciones no se han visto confirmados por otras de carácter independiente. Un requisito imprescindible en cualquier ciencia que se precie de serlo y que, por ende, los invalida como científicos.

Además por desgracia, algunas resoluciones políticas de diferentes gobiernos y países, han sido tomadas basándose en estos datos no contrastados. Algo incomprensible, pero así ha sido.

Dos circunstancias que resultan ser una conjunción de despropósitos. No sólo siembran la confusión en los ciudadanos sino que, provocan una sensación de inseguridad en ellos. No en vano les inducen a pensar en la existencia de supuestos riesgos de naturaleza desconocida y sin plazo fijo de manifestación.

O sea que todo queda abierto, por lo que...


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