lunes, 5 de enero de 2015

Más fallos de la Voskhod 2


(Continuación) Al regresar al planeta y en los instantes previos al aterrizaje, los retropropulsores de la nave fallaron de modo que, cuando pudieron arreglarlos, si bien el módulo tomó tierra sin mayores desperfectos, lo hizo eso sí donde quiso o, mejor dicho, donde pudo.

Por desgracia a algunos kilómetros de distancia del lugar previsto, en medio de los montes Urales. Un mal sitio para despistarse. Además, para más inri, cayeron encima de un árbol, donde tuvieron que pasar toda la noche rodeados de lobos.

En fin lo dicho, fallos y problemas.

Aunque en esta ocasión todos resueltos de manera más o menos feliz. Por cierto, hablando de problemas, fallos y soluciones, he de decirles que en realidad la primera “caminata espacial” no estaba programada para esta misión.

Más bien se había pensado que se hiciera en una anterior, la Vostok 1, pero fue cancelada. Sí, por lo que se imagina. Se produjeron fallos y hubo una serie de problemas que no se pudieron resolver a tiempo.

Fallos y problemas que nunca faltan en todo aquello que realizan los hombres. Al fin y al cabo somos humanos y por tanto limitados.

Y sí, no malpiense. No me he olvidado del motivo de la entrada ¿Por qué aparece el “sucedido de Leonov” bajo la categoría de parábola, en la entrada de la Misión Rosetta?

Pues si les soy sincero, lo ignoro.

De modo que si están muy, muy, interesados en la respuesta, quizás lo más adecuado sea que se lo pregunten directamente a Pedro Simón, su autor.

Pero si no es el caso, o anda algo ocupado para hacerlo, les dejo mi opinión por si tienen a bien leerla.

El enroque de ‘La parábola de Leonov’
Dejadas a un lado las referencias geométricas, bíblicas, informáticas y musicales que el término parábola tiene, me quedo, para los intereses de esta entrada, con la de figura literaria.

En particular con su acepción de relato de un suceso figurado del que, por analogía o semejanza, se puede derivar una enseñanza relativa a un tema, que no es exactamente el explicitado.

Visto así, la parábola, como relato simbólico o comparación basada en una observación verosímil, tiene un fin didascálico. Y es a los pelos de esa finalidad docente a los que me agarro para pergeñar mi opinión.

Pienso que es posible que guarde relación con los problemas y fallos que, casi siempre, se presentan en las actividades humanas. Como los astronáuticos del módulo Philae y el cometa 67P/Churyumov Gerasimenko (Chury para los amigos),

Pero no olvidemos que antes que los del aterrizaje, acometizaje o, ya de la que va, del “achurymenquizaje”, hubo otros fallos y problemas.

En realidad los ha habido en todas las misiones espaciales y, sobre todo, en aquellas que eran pioneras en la función a desempeñar. Como la del acometizaje del módulo, recuerden las palabras del señor Simón:

“Obviemos que la ‘lavadora espacial’ rebotó dos veces como un balón medicinal. Dejemos a un lado que los ganchos para anclarla no se desplegaron. No hagamos sangre con que Philae cayó en la parte oscura del cometa, vaya, y entonces no recibe luz para cargar las pilas.

Corramos un tupido velo sobre la defunción inminente de la sonda anunciada ya por los científicos. Pero no pasemos por alto lo que cayó el miércoles, con lo que está cayendo. Esto es: 1300 millones de euros gastados exactamente para qué”
. (Continuará)



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