domingo, 18 de enero de 2015

Triscaidecafobia o trezidavofobia y Ciencia


O dicho de otro modo, ¿existe la mala suerte? Porque lo cierto es que, en apariencia, parece que haya personas que tienen más fortuna que otras ¿Es esto así?

Pues llámenme tonto pero, a mi entender, no. Tengo para mí que, de hecho, no es más que una apreciación y por ende subjetiva.

Visto con detenimiento, lo que llamamos mayor o menor fortuna de una persona tiene que ver, en realidad, con las oportunidades que se le presentan. Y es evidente que no sólo las personas tenemos diferentes oportunidades en la vida, sino que unas saben sacarles más y mejor partido para prosperar, que otras.

Es ley de vida.

Ése es mi sentir y saber. No entiendo que exista la mala suerte como tal, aunque comprendo que haya personas que necesiten creer en ella, para justificar lo que le sucede.

Pienso que nadie nace con gafe, y que no son los amuletos y "pases mágicos”, sino nuestra actitud frente a los problemas diarios, los que resuelven las dificultades.

Si alguien es supersticioso y cree que el mero hecho de llevar o no un amuleto encima, o el de realizar cierta acción o no realizarla, que se trate de un determinado día o de otro, o cualquier otra cosa que usted se pueda imaginar.

Si alguien cree que algo de lo dicho le va a reportar mala suerte, entonces es más que evidente que ciertos días se sentirán más nerviosos y tensos de lo normal.

Con total seguridad se sentirán estresadas, estarán más distraídas de lo normal, razonarán mal sus decisiones e incluso conducirán peor. Son unas circunstancias que les harán ser más propensas a cometer un error de juicio o a tener un accidente de cualquier tipo.

Es decir a tener mala suerte, según ellos.

Pero yo no lo veo así. A mi entender, lo que llamamos suerte depende en realidad de cierta dosis de razón, una buena porción de escepticismo y ración y media de ciencia.

Claro que a este entendimiento a mí me ha ayudado y no poco, de un lado, mi formación científica universitaria. Y del otro, la herencia genética recibida tanto del talante escéptico de mi madre, como de la actitud crítica de mi padre. Una circunstancia de la vida.

En cualquier caso, y sea el santo que fuere, ¿se puede medir la mala suerte?

¿Se puede medir la mala suerte?
Dado que a lo largo de la historia siempre ha existido gente con cierta o con mucha propensión a las supersticiones, y por aquello de que nunca falta un roto para un descosido, la verdad es que tampoco han faltado investigadores, empeñados en medir la supuesta mala suerte.

Una de las últimas que he ojeado, y perdonen porque les hablo de memoria, creo que es estadounidense y en ella se planteó comprobar la suerte de un grupo de personas, utilizando un simple juego de cara o cruz en un ordenador.

Para ello hizo que algunas de las personas de este grupo, antes de realizar la prueba, se cruzaran con un gato negro, otra superstición asociada a la mala suerte.

Tras realizar la prueba, los resultados dieron a entender que el hecho de ver al gato negro, no había tenido ningún efecto en la suerte de los participantes a la hora de acertar.

No al menos en el juego de cara o cruz. Aunque pocos pueden dudar que habría pasado tres cuarto de lo mismo si, en vez de ver gatos negros, le hubieran puesto delante un número trece.

No. El número trece no tiene ninguna influencia negativa (ni positiva) sobre nuestras vidas. Es lo que hay y dicen las pruebas. Con todo hay gente que todavía se deja y se dejará llevar por supersticiones como la del número 13.

Combatirlas es una ardua tarea, parecida a la de querer ocultar el Sol con la cabeza de un alfiler.

Pero nadie ha dicho que la vida sea fácil. Por lo que vamos con la leyenda negativa del martes.



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