lunes, 8 de junio de 2015

Fuente “Albert Einstein” (1)

Como el título expuesto así, puede inducir a equívoco o como poco a confusión, les aclaro mis intenciones.

Utilizo la palabra fuente, entendida en una de sus acepciones más moderna. La de “tipo de letra” o “conjunto de signos gráficos de un tipo y tamaño determinados, utilizados en un procesador de textos”. Es decir que estamos en un contexto informático.

Seguro que a ustedes le suenan algunas de estas fuentes (Arial, Times New Roman, Helvética, etcétera), cada una en diferentes tamaños e incluso, es posible, que una de éstas sea la que empleen de manera usual. Yo, por ejemplo, utilizo la Times New Roman 12.

Y con lo dicho queda meridianamente claro que, Albert Einstein, es el nombre del tipo de letra. Uno nuevo que de aquí a unos meses, podremos tener en nuestros procesadores de textos.

Y es que han de saber que está en marcha, un proyecto para estudiar la escritura del físico, a fin de crear una fuente basada en su caligrafía.

¿No le parece fascinante poder escribir con la letra de un genio?

Un genio del que por cierto este año de 2015 celebramos, de un lado, el centenario (100) de sus famosas ecuaciones de campo de la relatividad general, ya hemos hablado en otra ocasión de ella y saben que se trata de una teoría gravitatoria en realidad. Y de otro, se cumple el sesenta (60) aniversario de su fallecimiento en 1955.

Centenario relativista de Einstein
Así que este Año del Señor de 2015, por esa debilidad que los humanos tenemos por los números “redondos”, viene a resaltar un hito importante en la historia de la física nuclear. Y más en concreto de la física nuclear de alta energía.

Nada menos que el de la publicación por el genio alemán en 1915, de la Teoría de la Relatividad General (TRG), que es la que explica todos los fenómenos gravitacionales que los que hasta ahora tenemos conocimiento.

Desde la (supuesta) y newtoniana manzana que, tan oportunamente, cayó ante los observadores ojos del genio inglés. Pasando por las órbitas que describen los cuerpos celestes (satélites alrededor de planetas, planetas alrededor de estrellas, etcétera). Hasta el alejamiento que experimentan las galaxias. Todo de todo.

Una teoría que ha sobrevivido (o casi), durante un siglo, a continuas pruebas acerca de su validez predictiva. Así que aun siendo ya todo un clásico por edad, continúa no obstante manteniendo su espíritu joven y rebelde de un lado y su naturaleza incomprensible por otro.

Digo esto porque, si bien han pasado muchos años desde aquél desafiante e irónico “No, no. Al contrario. Estoy tratando de imaginarme quién puede ser el tercero”, no creo que en la actualidad, sean muchos más los que entiendan el significado de la relativista teoría einsteniana.

En mi opinión, hoy día, sigue siendo igual de alucinante y difícil de aceptar como un hecho constatado, que espacio y tiempo sean dinámicos y estén influenciados por la presencia de la materia.

Algo que es complejo de entender pero que resumió muy pedagógicamente, el físico teórico estadounidense John Wheeler, cuando dijo: “El espacio le dice a la materia como debe moverse y la materia, con su gravedad, le dice al espacio como debe curvarse”.

Mola, pero volvamos al tipo de letra.

Acerca de los comienzos del proyecto 
En honor a la verdad hay que decir que no es la primera vez que se crea un tipo de letra, digamos “vivo”, basado en la caligrafía de un personaje famoso.

Sin ir más lejos hace un par de años, en 2013, el tipógrafo H. Geisler y la diseñadora L. Waterhouse crearon una tipografía con la letra del médico y neurólogo austriaco Sigmund Freud (1856-1939).

Pues ahora toca la del físico germano-estadounidense Albert Einstein (1879-1955). (Continuará)




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