martes, 16 de junio de 2015

¿Qué es la enfermedad del bronce? (y 2)

(Continuación) Y hay que reponerla. Y la plata no es un metal barato, como bien sabe. Ese es el precio que hay que pagar por tenerlos brillantes, al que me refería.

Pero si no nos importa que, por ejemplo, una moneda o una escultura conserven la pátina del paso del tiempo, se la podemos dejar si las sales que la conforman son del tipo beneficioso

¿Cuáles son las pátinas beneficiosas? ¿Cómo reconocerlas?
Entre estas sales beneficiosas se encuentran los óxidos.

Como el óxido de cobre (I), Cu2O, componente químico principal del mineral cuprita, de color rojizo y el primero en formarse, para convertirse rápidamente en óxido de cobre (II), CuO, componente químico principal del mineral tenorita y de color marrón oscuro o negro.

Son unos colores los rojizo, marrón oscuro y negro, que habrá visto seguro en esculturas y monedas antiguas.

Otras sales estables son el tetrahidróxido sulfato de cobre (II), Cu3SO4(OH)4, componente químico principal del mineral antlerita y el sulfuro de cobre (I), Cu2S, componente químico principal de los minerales novelita y calcocita que les da un color entre verde y azul verdoso. Unos colores que también les resultarán familiares.

Pues bien estas sales (óxidos, hidróxidos y sulfuros) zona las que constituyen las pátinas beneficiosas, las que no tenemos quitar si no nos importa su presencia.

Pero también las hay destructivas, las que sí debemos quitar.

Pátinas perjudiciales del bronce
Ya lo adelantamos. Constituyen la llamada “enfermedad del bronce”, y su causa es la formación de cloruros de cobre sobre la superficie, ya sea de monedas, esculturas o de cualquier objeto constituido por cobre o algunas de sus aleaciones.

Y lo dicho. Hay que evitarla por todos los medios pues es muy destructiva.

El peligro de estas sales de cobre radica en que, combinadas con el oxígeno, O2, y el agua, H2O, del aire producen ácido clorhídrico, HCl, que da lugar a unas manchas, de color entre verde pálido y azul verdoso y de textura polvorienta, sobre la superficie del objeto.

En realidad lo está corroyendo y produciendo más cloruros de cobre, que vuelven a repetir el proceso, al producir más ácido clorhídrico, que a su vez generará más cloruros y así sucesivamente hasta llegar a hacer desaparecer el objeto.

Es, como pueden comprender, una enfermedad a prevenir o con la que hay que acabar, si ya se ha iniciado.

Como se ha hecho recientemente con el famoso Cristo de las Mieles, un crucificado que muchos sevillanos conocen bien. En cuanto pueda les escribo acerca de la leyenda, milagro y restauración del que empezó siendo conocido como Crucificado de Susillo y acabó de Cristo de las Mieles.


Cosas de Sevilla. Sevilla tuvo que ser...




1 comentario :

Antonio López dijo...

Soy de Sevilla y me interesa mucho el tema ¡cuando lo va a publicar?