martes, 24 de noviembre de 2015

Hidróxidos y Goethe (y 2)

Y que no tenemos que alejarnos mucho de la ciudad para verlo, pues abunda en las Minas de Riotinto y las Minas de Tharsis, en la vecina provincia de Huelva.

Un producto corrosivo, los hidróxidos, cuya acumulación sobre estos conjuntos patrimoniales, y en particular sobre la piedra, tiene unos efectos que, desde el punto de vista cuantitativo, desconocemos.

No soy experto en el tema, pero creo que no está muy estudiado. No, no parece que tenga una fácil respuesta.

En busca de soluciones
Como tampoco parece que haya sido fácil la elección de la solución municipal sevillana.

En la práctica disponen de dos opciones y ambas implican un fuerte desembolso económico. Así que mal asunto, dado los tiempos que corren.

La primera, más provisional y la que se está utilizando por ser más asequible física y financieramente consiste en, una vez restaurado el monumento, recubrir con una capa aislante y protectora a la piedra.

Una especie de película que minimiza la fijación de los hidróxidos sobre ella.

Así, la retirada de las posteriores e inevitables coloraciones, se puede realizar de forma más fácil, más económica y con un tratamiento químico no agresivo para la piedra.

La segunda solución, más definitiva pero también menos asequible, pasaría por sustituir las antiguas tuberías de hierro por otras de un material moderno más resistente a la corrosión. Una vía por ahora del todo orillada, dado su coste económico y envergadura física.

Así que habrá que seguir tratando el hidróxido que lleva por epónimo al autor de Fausto.

Fausto (1808-1832) de Goethe
Un poema dramático cuya primera parte se conoció en 1808, no publicándose la segunda hasta 1832 y de forma póstuma.

Una obra literaria universal con un protagonista homónimo que a pesar de ser un erudito de gran éxito, sin embargo está insatisfecho con su vida. Y lo está tanto como para hacer un trato con el mismo diablo, intercambiando su alma eterna por el conocimiento ilimitado y los placeres mundanos.

Una buena movida, la del Fausto literario, que por ahora no me interesa. Prefiero coger el hilo que me lleva a una historia de lo más interesante.

Resulta que el Fausto literario parece estar basado en un Fausto histórico, en un hombre real que, aquí viene lo interesante, tenía pretensiones científicas como mismamente las tuvo el propio Goethe.

¿Se dan cuenta? Mira que si se repite lo de ‘Bones’, Brennan y Reichs. Ustedes ya me entienden.

Pero antes de tomarla quisiera hacer un par de aclaraciones bachilleras, relacionadas con los conceptos científicos de trazas y suspensión que he utilizado.

Trazas y suspensión
Trazas es un término que en Química se utiliza para expresar concentraciones muy, muy, pequeñas. Es frecuente su uso en las relaciones de partes por millón (ppm), partes por billón (ppb) y partes por trillón (ppt).

Por ejemplo en Química Analítica se dice que un elemento está presente a nivel de trazas, cuando en una muestra hay una media de concentración inferior a las cien partes por millón (<100 ppm).

Un valor que cambia si trabajamos en el campo de la Geoquímica o en el de la Petrología ígnea. En estos casos, el elemento debe estar en una concentración inferior a las mil partes por millón (<1000 ppm).



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