jueves, 21 de enero de 2016

‘Avatar’. Ciencia, ciencia ficción y panteísmo (y 2)

(Continuación) Y por último la estrella, o bien dicho el sistema de estrellas al que pertenece el planeta ciclópeo.

Alfa Centauri y Pandora
Alfa Centauri, el sistema estelar más cercano al Sol ya que se encuentra a unos cuatro coma treinta y siete años-luz (4,37 al) o cuarenta y uno coma tres billones de kilómetros (41 300 000 000 000 km) de distancia.

Aunque desde la antigüedad se pensó que era una única estrella, una buena observación incluso sin telescopio nos dice que se trata de la superposición de dos estrellas brillantes de, en realidad, un sistema de tres.

Y del sistema estelar, de nuevo al satélite.

Les dije que Pandora era un mundo de una gran exuberancia tanto animal como vegetal, pues bien ahora le añado que, en su subsuelo almacena un mineral muy valioso para los seres humanos, unobtainium.

Cuya principal propiedad es su gran superconductividad, razón por la que se instala en él una base minero-militar y científica. Es decir mineros, militares y científicos.

Para extraer el mineral, defender la posición e investigar la vida en el satélite. Y ahí es donde comienzan los problemas.

Resulta que un clan de la raza que lo habita está asentado alrededor de un gigantesco árbol, que cubre una inmensa veta de ese mineral que carece de valor para ellos, pero que es muy importante para los humanos, el unobtainium.

Ya se pueden imaginar el nudo, desarrollo y desenlace de la trama cinematográfica.

Unobtainium y superconductividad
Nombres del mineral y de la propiedad física-química que la hace importante para los humanos.

No en vano por su gran superconductividad, pasa por ser la solución ideal para buena parte de nuestros problemas energéticos reales.

Unos que por mediados del siglo XXII, se padecerían de forma grave en la Tierra.

Superconductividad entendida como capacidad intrínseca que poseen ciertos materiales, para conducir la corriente eléctrica sin ofrecer resistencia a su paso y, por tanto, en ciertas condiciones, sin tener pérdida de energía.

Se trata de un fenómeno electromagnético que se conoce desde 1911, cuando fue descubierto por el físico neerlandés Heike Kamerlingh Onnes (1853-1926) y por el que le concedieron el Premio Nobel de Física en 1913.

Un fenómeno cuya explicación hoy día pertenece a una disciplina de la física del siglo pasado: la mecánica cuántica. Uno de los tres pilares de la Física Moderna y en cuyos inicios colaboró Albert Einstein, si bien se descolgó al considerarla errada.

En la vida real y en nuestro planeta, la propiedad eléctrica de la superconductividad la presentan una gran variedad de materiales: sustancias simples como los metales estaño (Sn) y aluminio (Al); diversas aleaciones (mezcla entre metales); y algunos semiconductores muy dopados.

Y en la ficción de la película Avatar y en su luna Pandora, la superconductividad la posee el unobtainium, una roca gris que, precisamente por dicha propiedad tiene un valor astronómico: veinte millones de dólares el kilogramo (20 000 000 $/kg).

Es el motivo por el que los terrícolas invaden Pandora. Algo muy humano, demasiado humano y que ocurre desde que el hombre es hombre. O incluso antes, fíjense lo que les digo.

Aunque habrá que volver sobre el unobtainium, es una presa que no puedo soltar, me marcho a la guerra de las galaxias.




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