martes, 22 de marzo de 2016

‘La Primavera’ de Vivaldi (y 2)

(Continuación) Así que en su opinión, parece haber pruebas de que la música puede activar ciertas áreas cerebrales directamente implicadas en el procesamiento de las emociones.

Un fenómeno que les hace generar sentimientos positivos que se traducen con posterioridad en niveles mayores de funcionamiento cognitivo.

Eso es al menos lo que dice la hipótesis. Sobre el papel, como quien dice.

En el terreno de la práctica, la investigación la llevó a cabo un grupo de psicólogos encabezado por el Dr. Leigh Riby.

Trabajó con una muestra de tan solo catorce (14) jóvenes voluntarios, que realizaron unas tareas de concentración mental, mientras se le medía la actividad eléctrica en sus cerebros.

La susodicha tarea de concentración mental consistía en pulsar la barra espaciadora de un teclado de computadora, cada vez que detectaran la aparición de ¡un cuadrado verde! en una pantalla, debiendo ignorar cualquier otra forma geométrica o color.

La realizaron primero en silencio, después escuchando el primero de los conciertos de Vivaldi, La Primavera, y por último con el tercero, El Otoño. Y como es preceptico tomaron nota de sus tiempos de reacción en las tres situaciones.

Al ser evaluados en silencio, los voluntarios tuvieron un promedio de tiempo de respuesta de 0, 4081 s; escuchando La Primavera bajaron a 0,3938 s; mientras que con El Otoño subieron a 0,4133 s, el mayor de todos.

Et voilà. Según este equipo y a partir de estos datos, parece existir un efecto indirecto entre la música y la capacidad cognitiva que manipula las emociones, la atención y el estado de ánimo.

Pero claro, todo hay que verlo en su contexto.

Experimental Psychology
De un lado la experiencia ha sido publicada en el diario Experimental Psychology (18 de marzo de 2013). Ya ven por donde voy. Hay publicaciones y publicaciones.

En fin, sin comentario.

Y del otro el estudio ha sido realizado por un grupo de psicólogos, y ya saben lo que pienso de este cuerpo de conocimiento que se llama psicología. Nada malo no me malentiendan. Pero vamos que no se puede decir que sea precisamente una ciencia dura.

Ya me entienden.

Por supuesto que no cuestiono la naturaleza científica de la psicología, sin embargo, del uso que hace del método científico tengo mis reservas. Y es que salvando las distancias, me recuerda a otros supuestos estudios científicos y ahí es donde me surge la duda.

¿Es científico lo que hace Iker Jiménez en sus programas televisivos de “la nave del misterio”? ¿Es cierto que la RAE se está planteando el término ‘ikerizar’.

¿Son ciencias la parapsicología y el ocultismo? ¿Lo es la frenología? ¿Y la homeopatía, tan cuestionada ella? Y ya puestos, ¿es la psicología una ciencia?

Aunque tras lo dicho, retomo la investigación primaveral, empiezo a comprender a quienes dicen que no basta con oír la música, sino que hay que verla. Lo digo por lo del cuadrado verde.


Y hasta aquí y por ahora la relación entre música y ciencias.

Aunque lo mismo pensando un rato, podemos encontrar otra relación de la primavera ahora con una de las artes, por ejemplo el arte de la pintura. Que a veces las cosas son así de ambiguas.

Es lo mismo que le ocurre a algunas palabras con el género gramatical.



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