domingo, 27 de marzo de 2016

Paradoja Verónica

La explicación más utilizada en la tradición católica es la de que Verónica era el nombre de una de las mujeres que acompañaban a Jesús y, también y a la vez, el de la imagen que se formó en la tela como reproducción de su rostro.

Es decir su verdadera imagen o sea el Vero Icono en latín, Verónica en español.

Luego lo podemos emplear con la doble acepción. Una como nombre de mujer. Y otra como nombre de la imagen y, por extensión, también del paño donde ésta se formó.

Bien, dicho así, puede.

Pero si una vez dicho, nos paramos a pensarlo un instante, esta explicación plantea una paradoja.

Si la imagen que se forma del rostro en el paño es la que determina al término (Vero Icono), ¿cómo es que esa mujer ya se llamaba Verónica, si el hecho que da origen al nombre no había ocurrido aún y por tanto éste no tenía razón de existir?

Estarán conmigo que una vez razonada, esta explicación tiene mala pinta. Bueno en realidad no tiene mala pinta por la sencilla razón de que no existe tal paradoja.

Y no existe porque, como suele ocurrir en estos casos, estamos ante otra historia confusa, enrevesada, oscura e interesada. Vamos que es una impostura de cabo a rabo. Una más.

Berenike y Vero Icono
A modo de pista les diré que con respecto a la mujer su nombre era de origen macedonio, Berenike o Berenice, que significa “portadora de la victoria”. Y sencillamente los romanos al usarlo cambiaron entre otras letras, la inicial beta griega por su uve.

Es decir que ya existía el nombre de Verónica en el siglo I, pero por latinización del Berenike griego, no por la castellanización del Vero Icono latino.

Un latinajo que por otra parte tiene un origen mucho más actual. En absoluto es del siglo I de los supuestos hechos.

En concreto su etimología nace en el siglo XII cuando las gentes de las Cruzadas empiezan a traerse supuestas reliquias a occidente, en su conjunto falsificaciones pero que en su momento supusieron una buena fuente de ingresos para muchos.

Entonces es cuando se acuña la expresión -por cierto mixta ya que vero procede del latín e icon del griego-, para intentar dar un marchamo de autenticidad a algunos de estos objetos y diferenciarlos del resto.

Esas serían las vera icon, las "verdaderas imágenes" de jesús.

Entre las supuestas reliquias que algunos consideran son vera icon, es decir “verdadera imagen” de Jesús, se encuentran el Mandylion de Edesa, la Sábana Santa de Turín y el Santo Sudario de Oviedo, que seguro les sonarán. Y por supuesto el Paño, Lienzo o Velo de la Verónica.

En singular o, también, en plural, porque ya lo saben o se lo imaginan, como de casi todas las reliquias hay varios ejemplares por el mundo. Además todos ellos y por separados, declarados auténticos. Lo que, natural, plantea un problema.

¿Cómo pueden ser todos y cada uno de ellos la auténtica y única reliquia? ¿De cuándo datan las referencias más documentadas que así lo acreditan?

Multiplicidad de paños y fechas (siglos XII, XII y XIV)
Respecto a la primera de las preguntas, una ingenua explicación pasa por la posibilidad de que la tela fuera doblada dos veces, antes de ponerla en la cara de Jesús camino del Calvario.

De esta forma podrían existir hasta cuatro (4) imágenes auténticas, una en cada cuarta parte.

¿Ingenua? (Continuará)



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