domingo, 3 de julio de 2016

Acerca de la Casa de las Dueñas

Y no Palacio de Dueñas.

Porque hay quienes la nombran así. Pasando de “casa” a “palacio” y sin artículo en género femenino y número plural “las” delante. Lo que no está bien. Claro que peor está como la nombran algunos, refiriéndose a ella con el postizo de “casa-palacio”.

Y no es eso. No es eso.

En este sentido, y tiro del maestro Antonio Burgos, en Sevilla, históricamente, no hubo nunca más que tres palacios: el Palacio Arzobispal, el Palacio de San Telmo y el Palacio Central, bueno éste es una gracieta del maestro sevillano.

Como es probable que sepan, éste era un cine allí en la céntrica calle Tetuán, esquina con Pedro Caravaca y frente a la embocadura de O’Donnell.

Pero palacios, lo que se dice palacios, sólo esos tres. Los demás fueron siempre casas.

Buenas casas por supuesto, y entre las mejores la de Pilatos, sita en la plaza homónima, la referida de las Dueñas o la de los Guardiola allá en la Puerta Jerez, con su magnífico reloj de sol de la fachada.

Casas que nunca fueron nombradas por los sevillanos como palacios. Y mucho menos, por esa cursilería con pretensiones que viene a ser el constructo casa-palacio.

Ya de la que va y puesto a decir de este último grupo, les confieso que lo único que conozco es Casa Palacios, en el barrio del Porvenir, donde ponen un tapeo y un copeo de lo más recomendable. Todo un clásico, dixit Burgos.

Pero volvamos a la Casa de las Dueñas.

Levantada entre los siglos XV y XVI en diferentes estilos, que van desde el gótico-mudéjar al renacentista y en el que se integran azulejos y cerámicas típicas de Sevilla, debe su nombre al monasterio de Santa María de las Dueñas, que estaba ubicado en un solar colindante.

Construido en 1248, se le conocía como Compañía de Dueñas y sus monjas se encargaban de dar servicio a las reinas y esposas de los reyes de Castilla -léase San Fernando y su hijo Alfonso X el Sabio, ambos con distintos reconocimientos en Sevilla y en el blog-.

Una edificación, la del monasterio, que como tal fue destruida en 1868.

Por aquel tiempo esta zona se encontraba en la periferia de la Sevilla romana, pero dentro de la ampliación amurallada hecha por Ibn Yusuf (1019-1106) entre los siglos XI y XII.

Este emir almorávide , fue llamado por el rey Al-Mutamid de Sevilla para que les auxiliase frente al monarca leonés Alfonso VI, tras la caída de la Taifa de Toledo.

En la actualidad la casa de las Dueñas se compone de un conjunto de patios, jardines y edificios, incluso de un claustro, y pertenece a la familia nobiliaria española conocida como Casa de Alba de Tormes o, simplemente, como Casa de Alba.

Un edificio de importancia y con importancia, entre otros motivos por la relevancia social de las personas que entre sus paredes se alojaron, pertenecientes a diferentes mundos de la cultura: ciencia, arte, política, etcétera.



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