jueves, 27 de abril de 2017

‘Lucy in the sky with diamond’. Letra y droga

(Continuación) Sorprendente la respuesta de Lucy, ya apellidada Vodden por su matrimonio y  que ejercía de educadora en una escuela de niños de atención especial. Y que por desgracia murió tan solo un par de años después de dicha entrevista, a causa de la enfermedad del lupus, cuando apenas tenía cuarenta y seis (46) años.
Para siempre Lucy, la niña en el cielo con diamantes y de ojos como caleidoscopios.
Pero no debían andar muy descaminados sus amigos de la entrevista porque, a raíz de esta leyenda urbana, no fueron pocos los consumidores de la droga, que se refieren a ella como Lucy, por una supuesta relación con la temática de la canción.
Un nombre callejero más que añadir a los de LSD, lisérgida, ácido o LSD-25 con los que es conocida esta droga que, desde un punto de vista químico no es más que es la dietilamida del ácido lisérgico.
No es no. O sí, depende...
Me explico poniendo sobre la pantalla, el estado de la situación del terrible nexo entre canción y droga.
De un lado, y en contra del mismo, tenemos: la iniciática e inocente explicación, a partir del dibujo del pequeño Julián; la supuesta inspiración literaria de los músicos en la Alicia del señor Carroll (otro que tal); y la negativa en bloque, natural, de todo el grupo y allegados sobre la existencia de dicho vínculo.
Del otro, y a favor de la existencia de una cara oculta del rock, están: la posibilidad de componer el acrónimo de la droga (LSD), a partir de las iniciales de las tres palabras principales del título; la casi inevitable interpretación de algunos de los versos de la hipnótica letra; y el hecho de que los propios The Beatles reconocieran consumirla y, la más que evidente influencia artística sobre su obra musical de aquellos tiempos.
Pues bien, a pesar de que durante años se pronunciaron en el sentido de: “No caímos en que las iniciales formaban la sigla LSD hasta que nos lo hicieron ver más tarde…, y a esas alturas la gente ya no nos creyó”. Ya.
Acompañado de un: “La gente venía y decía, con un guiño de complicidad: ‘Ya lo he pescado, ¿eh? L-S-D’, y era cuando todos los periódicos hablaban del LSD, pero nosotros nunca le dimos ese sentido…”.
No, quizás no se lo disteis pero claro, dada la surrealista y psicodélica letra que parecía estar sacada de un viaje alucinógeno, ¿en qué iba a pensar la gente sino en la existencia de un mensaje oculto tras la letra?
Pues bien, a pesar de estas negativas les decía, resulta que no hace mucho Paul McCartney (1942) reconocía la influencia de los alucinógenos en la canción: “Cuando hablábamos de ‘flores de celofán’ y ‘ojos de caleidoscopio’ y de ‘transportarnos a las alturas’, hablábamos de las experiencias con la droga, sin duda”.
“Recuerdo que lo de las flores de celofán y los taxis de periódico fueron ideas mías, y John respondió a ellas con los ojos caleidoscópicos y las corbatas de espejo”. O sea que no había droga oculta en título y letra pero que, por supuesto, algo había.
Vamos que no te pregunto que me digas ni que sí, ni que no, sino que si quieres que te cuente el cuento de la buena pipa. Para que después digan que la verdad nos hará libres. Ya les digo ¿Continuará?



1 comentario :

Anónimo dijo...

¿Se drogan los animales?