jueves, 10 de agosto de 2017

‘Mary Had a Little Lamb’ (1)


“Mary tenía un corderito” es el título de la canción de cuna a la que se refería un seguidor anónimo que, a finales del pasado mes de julio ya propósito de la entrada Vinilos. Tecnología y Astronomía, se puso en contacto conmigo.
La misma que se pudo oír cuando el asistente de laboratorio John Kruesi, colocó la aguja al comienzo del cilindro y lo hizo girar.
Con esa acción había puesto en marcha la primera máquina grabadora-reproductora, el fonógrafo, el diseño favorito del empresario y prolífico inventor estadounidense T. Alva Edison (1847-1931), sin duda alguna el mayor inventor de todos los tiempos [Buscador del blog para ampliar información].
Sin duda porque de él se dice que dejó patentados al morir cerca de mil cien (1100) inventos (El genio es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración), y que se jactaba de producir uno pequeño cada diez (10) días y uno (1) grande cada seis (6) meses. Así que toda una factoría de inventos, nuestro Edison.
Primera canción grabada en un fonógrafo
Y así se pudo oir: “Mary had a little lamb,  /  little lamb, little lamb,  /  Mary had a little lamb,  /  whose fleece was white as snow…”, para la que el sorprendido ayudante -un hombre habilidoso que en menos de dos (2) días y siguiendo las indicaciones del inventor había fabricado un prototipo de fonógrafo-, tuvo una rápida y lógica respuesta.
“¡Una máquina que habla!”, eso es lo que espetó el buen hombre. Casi una expresión imperial y perdonen el guiño a otra cita del libro que dejo aquí.
De la propia canción infantil estadounidense poco interesante que decirles. Registrada en el siglo XIX, su popular melodía es conocida en todo el mundo y cantada en distintas versiones. Y lo dicho, fue la primera canción grabada y oída en un fonógrafo
Edison y el ferrocarril

De alguna manera la vida de Edison estuvo marcada por el ferrocarril. Primero por un accidente, al coger un tren en marcha que le dejó parcialmente sordo a muy temprana edad. Y después por otro sucedido ferroviario, en el que salvó a un niño de ser atropellado por una máquina. Una circunstancia que le permitió aprender telegrafía.
Se piensa que el agradecido padre del crio no encontró otra forma de mostrarle su gratitud, que enseñándole a manejar ese sistema de comunicación mediante impulsos eléctricos que, ayudado de un código de signos preestablecido (código Morse), posibilita la transmisión de información a larga distancia.
En definitiva un operador de telégrafo, lo que no parece mucho a cambio de una vida por supuesto. Pero estarán conmigo que a quien da lo que tiene, no se le puede pedir más.

Además Edison no solo no se lo pidió, sino que aprovechó la enseñanza y rentabilizó su aprendizaje. De hecho terminó convirtiéndose en uno de los telegrafistas más rápidos de la época, lo que le permitió colocarse en Boston, prosperar e iniciar su carrera como inventor.
Estas cosas pasan.






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